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Un llamado por la Casa de la Cultura de Guapi en Colombia

12/10/2021

El municipio de Guapi, situado en el departamento del Cauca, hace parte de la subregión Pacífico Sur de Colombia en la que la UNESCO declaró en el año 2010 a la marimba y los cantos tradicionales como patrimonio inmaterial de la humanidad. Sus habitantes, mayoritariamente afrocolombianos (96%) viven principalmente del comercio y la pesca artesanal, conformando un pueblo profundamente arraigado a sus tradiciones y su música ancestral, que incluye los cantos de marimba, arrullos y currulaos.

A nivel nacional, Guapi ha sido reconocido como un referente para la cultura de esta región, de hecho, en el año 2008 fue el lugar escogido para iniciar la “Ruta de la Marimba”, un programa cultural que buscaba proteger y potenciar el patrimonio musical y la gran diversidad que caracteriza a la población del Pacífico Sur. Gracias a este programa desarrollado por Ministerio de Cultura, se logró que la Casa de la Cultura del municipio fuera dotada de material pedagógico e instrumentos de música y banda con el fin de fomentar la formación de músicos locales que preservaran las tradiciones.

Así lo recuerda Eder Camacho, gestor cultural y enlace territorial del proyecto Observatorio Territorial que desarrolla Rimisp en la zona “En el 2008 cuando la ministra de cultura de ese tiempo Paula Marcela Moreno, visitó el municipio para realizar una dotación de instrumentos, el grupo Voces de la Marea la recibió con cantos de arrullos, jugas, currulaos y bambucos. Paula bailaba y cantaba junto a ellos, maravillada de ver que un grupo de jóvenes que no superaban los 22 años tuvieran tan clara su identidad y un arraigo tan fuerte a la cultura y a su territorio”.

Eder indica que en la Casa de la Cultura se formaron grandes músicos y grupos, hoy reconocidos en la escena musical: “recuerdo ver ensayar en uno de esos espacios al grupo Guapison, Voces de la Marea, Chonta Urbana, Amanecer Guapireño, entre otros”. Hace aproximadamente una década, ese lugar se había convertido en un espacio de integración colectiva y de ocupación del tiempo libre, donde los niños y jóvenes pasaban gran parte de su tiempo aprendiendo de música, danza tradicional y literatura, entre otros saberes. “Funcionaba por más de 8 horas diarias y tenía instructores contratados los cuales se encargaban de dictar las clases. No era un proceso efímero sino tangible, el hecho de que el espacio estuviera habilitado y que los jóvenes asistieran a las clases, lograba en gran medida reafirmar la identidad étnico-cultural de muchos de ellos”.

Sin embargo, pese a toda la riqueza cultural y los avances logrados, de esa Casa de la Cultura que años atrás llegó a ser la más grande y dotada de la región del Pacífico y que se convirtió en un espacio de integración colectiva, solo queda el recuerdo y el abandono. Todo el lugar, que consta de dos plantas se está deteriorando por la humedad y por las goteras que caen en el tejado. Esto inevitablemente se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo cultural y la trasformación del municipio.

“Hoy en día encontramos un espacio deteriorado, en el primer piso las tablas de la tarima pequeña del salón de ensayos se están pudriendo. En la parte de atrás había una tarima grande y se cayó. Del primer piso solo se rescata un estudio de grabación en dónde, como producto de la humedad, la mitad de los equipos de producción están dañados. En el segundo piso se encuentra un río de agua pues el techo esta malo y cada vez que llueve todo se moja”. En el espacio que en algún momento funcionó como biblioteca, los pocos libros que quedan se están dañando y “no se encuentra ni una achira, es decir no hay un solo instrumento para tocar y por ende tampoco personas contratadas a excepción de la señora que muy amablemente se encarga de la limpieza”, indica Eder.

La recuperación de la Casa de la Cultura, contribuiría a salvaguardar la identidad, teniendo en cuenta la importancia de preservar las tradiciones culturales de las comunidades afrocolombianas, entre las cuales se resalta la tradición oral, el folclor, la medicina y cocina tradicional ancestral y las artesanías. Además, se hace primordial recuperar el acceso a un espacio cultural que permitirá fortalecer los liderazgos ciudadanos que se gestan en las diversas organizaciones sociales, comunitarias y étnico territoriales del municipio.

Por otro lado, la restauración y acondicionamiento de la Casa de la Cultura, potenciaría la cultura y, a su vez, fortalecería el turismo, que es un renglón importante en la economía del municipio, con el que se busca posicionarlo como un destino eco y etno turístico por su gran riqueza cultural y biodiversidad que incluye el Mar Pacífico y la selva tropical húmeda característica de la región, en la que se pueden realizar actividades como avistamiento de aves y ballenas.  Además, “Se salvaguardaría un legado centenario que ha sido por años uno de los más grandes tesoros de las comunidades negras asentadas en esta zona del país”, manifestó Eder.

Al final, lograr la restauración de la Casa de la Cultura constituiría un aporte en la construcción de paz del municipio, en la medida en la que este espacio se convierte en una salida en un territorio que históricamente ha sido afectado por el conflicto armado. Para Eder, “con el aumento de los grupos armados, el tráfico de cocaína y la falta de espacios de integración juvenil, la Casa de la Cultura es un salvavidas, un bálsamo que permite suavizar los sufrimientos. Un escape a un mundo de violencia y una forma clara de hacer, desde el arte, que la juventud local no tome por caminos equivocados”.

Eder indica que no es la primera vez que han llamado la atención sobre este hecho, “los gestores culturales hemos insistido ante diferentes instancias como la Alcaldía, la Gobernación y hasta el Ministerio de Cultura, para que reactiven este escenario y la población guapireña la pueda aprovechar. Eso ha sido igual una lucha constante que diferentes actores culturales hemos tratado de dar, pero ha sido difícil que nos escuchen y tomen acciones frente a este hecho”.

Desde el Observatorio Territorial, nos unimos a este llamado para lograr la restauración y acondicionamiento de la Casa de la Cultura como espacio pedagógico y de expresión de la manifestación cultural, no solo del municipio sino de toda la región. Para ello, uno de los ejes de nuestra estrategia de incidencia será la política pública con enfoque étnico, en la que identificaremos los vacíos en los planes de desarrollo y la política pública municipal sobre este componente con el fin de elaborar propuestas para su fortalecimiento, seguimiento e implementación.

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