Un sistema alimentario sostenible y resiliente es aquel que logra un mayor acceso a los alimentos suficientes, nutritivos, inocuos y frescos para los habitantes de una región y esto se traduce en dietas saludables y equilibradas. Pero también es una fórmula exitosa que apoya una cultura alimentaria local y genera un sentimiento de identidad, integrando pequeños agricultores y grupos vulnerables, en la cadena de suministro alimentaria. Y dentro del proceso de alimentación alcanza la reducción de pérdidas y desperdicios alimentarios, entre otros aspectos.

Quito, capital del Ecuador, se encuentra en el proceso de construcción de una política alimentaria para la ciudad en un hecho inédito dentro del país andino y Rimisp – Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural ha sido invitado para ser parte de este esfuerzo, con una importante presencia y aportes a la redacción de la Carta Alimentaria de Quito, que se presentará oficialmente el 2 de octubre próximo.

El camino que ha llevado a este importante momento inició en el año 2000, con un Proyecto Piloto, dos años más tarde se constituyó el Proyecto de Agricultura Urbana Participativa (Agrupar), de la Agencia de Promoción Económica del Distrito Metropolitano de Quito (Conquito), que ha ido liderando el proceso, con hitos significativos como la elaboración de un Diagnóstico de sobre el Sistema Alimentario de la Ciudad, realizado en 2015.

“Solamente ocho ciudades del mundo poseen un diagnóstico sobre sus sistemas alimentarios y Quito, es una de ellas. La acompañan Medellín en Colombia, Toronto (Canadá), Dakar en Senegal, Utrecht (Holanda), Colombo (Sri Lanka) y Lusaka y Kitwe en Zambia”, explica Alexandra Rodríguez de Conquito, quien el pasado 26 de julio realizó la presentación “Sistema Alimentario Ciudad Región Quito”, en el marco del Grupo de Diálogo Rural – Ecuador, que desde su Secretaría Técnica ha estado apoyado en el análisis y el trabajo para el diseño de la política alimentaria de la capital.

“El aporte fundamental de Rimisp ha sido centrar la discusión en  la importancia  de abordar el tema de la alimentación más allá de los aspectos estrictamente nutricionales, sino verlo como un sistema que va desde la producción hasta el consumo, con unos ejes trasversales como son el fortalecimiento de la resiliencia, la investigación y adaptación al cambio climático, con un sistema de gobernanza participativa en la construcción de la política alimentaria de Quito, donde participan de manera corresponsable todos los actores de esta plataforma multiactorial y la propia ciudadanía”, explica Ney Barrionuevo, secretario técnico del GDR – Ecuador.

Tras realizar el mencionado diagnóstico se obtuvieron resultados que apuntan a que la producción que se da en el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ), alcanza apenas al 5% de sus requerimientos. También se evidenció que el 50% de la tierra para la producción es subutilizada y que menos del 2% de los producido en el DMQ es de carácter orgánico.

Así también se concluyó que cinco compañías, dedicadas al expendio de todo tipo de alimentos, concentran la totalidad de las ventas. El abastecimiento a los grandes mercados o negocios pequeños se realiza a través de largas cadenas de intermediación. Del lado de los consumidores, la preferencia de compra la lideran las tiendas de abasto de los barrios (con un 48% de las preferencias), seguidas por el 30% en los mercados y un 17% que acude a los supermercados.

La ingesta de alimentos, según el Diagnóstico del Sistema Alimentario de Quito-Región, se produce con “inequidad y vulnerabilidad en el consumo”. Por ejemplo se registra que un 70% de los habitantes de Quito, come fuera del hogar “y esto no garantiza una adecuada nutrición”, señala Alexandra Rodríguez. La desnutrición crónica infantil en el DMQ llega al 29%, mientras que el sobrepeso y la obesidad se ubican en el 63% de los adultos y el 29% de los niños.

Ante este panorama, la respuesta dada por el gobierno de la ciudad y varias organizaciones de la sociedad civil, del sector público y privado, así como ONG´s nacionales e internacionales, como Rikolto y la RUAF ha sido la construcción de una política alimentaria para Quito, que quedará escrita en la Carta Alimentaria de la ciudad. Documento que se encuentra en el ajuste y sistematización de su versión final y que también ha contado con la colaboración de Rimisp en estos procedimientos.

La Carta Alimentaria de Quito aspira a lograr una alimentación equilibrada, inclusiva y sostenible, para resolver los aspectos críticos que se hallaron en el Diagnóstico. “Se espera dar un enfoque integral al sistema agroalimentario de la ciudad, con una orientación sostenible, justa, inclusiva y resiliente, teniendo en cuenta las dimensiones, económica, política, social, cultural y ambiental, así como los eslabones de la cadena agroalimentaria con una visión de sistema, desde la producción y transformación, pasando por la comercialización, el almacenamiento, distribución, transporte, hasta el consumo y la gestión de residuos. Necesitamos conectar el campo con la ciudad, alimentación sana con respeto al agricultor y medio ambiente, eso y más son los sistemas alimentarios sustentables”, indicó Nataly Pinto, representante de Rikolto, quien también realizó la presentación sobre los objetivos de este documento, en el marco del GDR – Ecuador.

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