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“Los hogares encabezados por mujeres son más vulnerables a los efectos sociales de la pandemia”

28/01/2021

En conversación con David López investigador de Rimisp y parte del equipo del Observatorio de Género  Mujeres y Territorios, profundizamos los alcances que ha tenido la pandemia en las mujeres rurales de nuestro continente, a la luz de los resultados entregados en el último análisis de brechas de género y territoriales, en las diferentes dimensiones de vulnerabilidad estudiadas frente al COVID-19.

  1. A causa de la pandemia, los hogares se tornaron el espacio donde se llevan a cabo gran parte de las actividades cotidianas de sus integrantes: trabajo, educación, recreación, alimentación y socialización. ¿Cómo esto afectó directamente a las mujeres? Y ¿Cuál es la diferencia frente a igual escenario, pero para los hombres?

Si bien no hay datos para todos los países sobre la situación de los hogares rurales tras la pandemia, podemos decir que las mujeres y los hogares encabezados por ellas son más vulnerables a los efectos sociales de ésta. En general, esto se puede notar en que los hogares encabezados por mujeres tienen una mayor probabilidad de ser hogares monoparentales y, por tanto, con más carga sobre un solo salario y sobre una sola persona adulta para trabajos de cuidado y preocupación en el hogar.

También, las mujeres tienden a estar sobrerrepresentadas en el empleo informal, como lo menciona ONU Mujeres. El empleo informal ha sido fuertemente golpeado por la pandemia, afectando los ingresos de ellas y de sus hogares.

Finalmente, el trabajo de cuidados es hasta el día de hoy, principalmente, realizado por mujeres. Aquel trabajo que es remunerado tiende a ser informal o estar poco protegido por la legislación laboral, y se ve afectado por la situación del trabajo informal ya mencionada. El trabajo de cuidados no remunerado, por otro lado, ha visto una sobrecarga, que cae sobre las mujeres principalmente, en situaciones de cuarentenas y suspensión de servicios de cuidados y educativos, públicos.

Todo esto repercute en una presión económica y social desproporcionada sobre los hogares encabezados por mujeres, frente a los hogares encabezados por hombres. Por supuesto la pandemia afecta a toda la sociedad y nadie la está llevando fácil en este momento, pero las mujeres y los hogares encabezados por ellas enfrentan una presión particular en estos tiempos.

  1. Los indicadores que entrega el Observatorio sobre la caracterización de la situación de los hogares previo a la pandemia ¿Cómo demuestran que los hogares encabezados por mujeres enfrentaron esta crisis en condiciones de mayor vulnerabilidad?

Nuestros datos tratan de mostrar la situación diferenciada entre hogares encabezados por hombres y mujeres en unos territorios particulares: los territorios rural-urbanos. Estos son territorios formados por ciudades pequeñas o medianas fuertemente conectadas con un entorno rural, y suelen ser espacios bastante menos urbanos o densos en población que las grandes ciudades o capitales latinoamericanas. En nuestro conocimiento, no se ha explorado mucho cómo la pandemia genera desigualdades de género a nivel espacial, y considerando el tipo de diferencias territoriales que vemos en los datos del Observatorio.

En base a la Encuesta de Dinámicas Territoriales y Bienestar del 2017-2018, realizada por Rimisp en Chile, Colombia y México, tomamos indicadores que nos pudieran hablar de las vulnerabilidades mencionadas anteriormente, en un periodo reciente pero anterior a la pandemia. Esto sirve como una especie de “fotografía” de lo que era la situación socioeconómica de los hogares antes del COVID-19.

Los indicadores revisados nos muestran que los hogares encabezados por mujeres efectivamente tienen una probabilidad mucho mayor de ser monoparentales que los hogares encabezados por hombres. Además, tienden a depender mucho más del transporte público, incluso en situaciones de mayor ruralidad. Y las tasas de dependencia – que muestran la relación entre el número de niños y adultos mayores sobre el número de personas en edad de trabajar dentro de un hogar – también suelen ser mayores, principalmente porque existen más personas mayores de 65 años en los hogares encabezados por mujeres. Esto nos habla de que estos hogares son más vulnerables tanto por razones socioeconómicas como por tener más miembros que son grupo de riesgo, estar más afectos a la crisis de los cuidados y depender más de medios públicos de transporte, los que pueden estar restringidos o ser fuentes de contagio durante este periodo.

El único caso en que encontramos una brecha a favor de los hogares rurales es en acceso a servicios de agua y alcantarillado, que parecen estar más asegurados en hogares rural-urbanos encabezados por mujeres. Pero no es claro por qué se da esta situación. En los demás indicadores la situación es más compleja o, en algunos casos, igual, para los hogares encabezados por mujeres que para los encabezados por hombres.

  1. Frente a esto ¿Cuáles son las mayores diferencias que se dan en los hogares de territorios rural-urbanos pequeños frente a los grandes?

Curiosamente, no encontramos tantas diferencias, y estas dependen mucho de cuál de los tres países se esté analizando México, Colombia o Chile. Los territorios rural-urbanos pequeños son aquellos que se configuran entorno a una ciudad pequeña, por lo que en teoría son “más rurales”, y tienen menos acceso a servicios.

En la práctica eso no se ve en el acceso a servicios de salud. No encontramos, antes de definir los datos que dejamos en el observatorio, diferencias importantes de género o territoriales en tiempos de acceso a médico u hospital. Si encontramos discrepancias interesantes de género en uso de transporte público o colectivo para ir al hospital, pero mientras más rural es el territorio, menor es la brecha. Y eso se puede deber tanto a la falta de transporte público en zonas rurales, como a la falta de servicios de salud.

En México y Colombia, las tasas de dependencia suelen ser mayores en territorios más rurales. Si bien es la proporción de menores de 15 años lo que aumenta con fuerza en territorios más rurales, la diferencia se debe a los mayores de 65. Esto no se ve en Chile.

En monoparentalidad se puede ver otra diferencia. Mientras que en los hogares encabezados por hombres este indicador disminuye en territorios más rurales, esto no se ve para las mujeres. Sólo sucede en Colombia (que de todos modos tiene una monoparentalidad de 7 a 8 veces mayor en hogares encabezados por mujeres en comparación con los encabezados por hombres). En México y Chile no es claro que la situación cambie de manera clara en zonas más o menos rurales.

Algo que si es claramente menor en zonas más rurales, es el acceso a alcantarillado. Las zonas rurales tienen un acceso mucho más limitado al agua potable y saneamiento que otros sectores, tanto para hombres como para mujeres.

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