Para analizar críticamente las tasas de participación laboral, es relevante indagar en la calidad del empleo. Una aproximación es a través de la informalidad del empleo que define si los trabajadores acceden a protección legal y social en el marco de su trabajo.
A nivel nacional las mujeres trabajan un 11% más en empleos informales.
La brecha de género es mayor en las zonas rurales, donde las mujeres presentan un 22% más de informalidad que los hombres, que en las zonas urbanas, donde presentan solo un 4% más. Además, en las zonas rurales la brecha ha crecido en el tiempo, mientras en las zonas urbanas ha disminuido.
La brecha de género entre hombres y mujeres jóvenes rurales es superior a la de los jóvenes urbanos. Las mujeres jóvenes rurales trabajan un 27% más en empleos informales en comparación a los hombres mientras las jóvenes urbanas trabajan un 2% menos en el empleo informal que los hombres.
El porcentaje de mujeres rurales con empleo informal es el doble en comparación a las mujeres urbanas. Lo mismo se replica para las mujeres jóvenes rurales. Las mujeres indígenas presentan una brecha de 32 puntos porcentuales más de informalidad que el promedio nacional.
Informalidad del empleo de hombres y mujeres según territorio, etnia y grupo etario (2016)*